En esta entrega quiero hablar de la importancia de la FISIOTERAPIA, así como mostrar mi agradecimiento eterno.

De entre los muchos profesionales que me orientan en este camino lleno de baches, considero que este colectivo profesional es el que mayor influencia ha tenido y sigue teniendo en mi rehabilitación.

También a un entrenador físico que me marcó sobremanera.

Me repito como el gazpacho: expongo MI EXPERIENCIA y que, por tanto, no pretendo que nadie se de por aludido (salvo los que quiera recordar y recomendar).

Me gustaría que cada uno cogiera lo que pudiera servirle.

No olvidéis contar la vuestra para que también nos podamos beneficiar todos.

FISIOTERAPIA

Cuando empecé con el proceso diagnóstico, los médicos que me fueron viendo ya me hablaban de la importancia de la fisioterapia. Yo mismo fui descubriendo que iba a ser una de las primeras necesidades que iba a tener.

Desgraciadamente, la Sanidad Pública ofrece una asistencia fisioterapéutica muy escasa y tardía. Los neurólogos me enviaron a los rehabilitadores y éstos incluirían la fisioterapia como parte del tratamiento. Todo esto iba a tardar mucho, por lo que me fui haciendo a la idea de que iba a tener que apoquinar.

OS ASEGURO QUE ES UNA GRAN INVERSIÓN.

Tuve ocasión de asistir a las I Charlas Médicas sobre la Ataxia organizadas por la Asociación Sevillana de Ataxias en la que intervenía la Dra. Rosario Domínguez, directora del Centro de Rehabilitación de Daño Cerebral (NEUROCRECER).

Me pareció muy convincente y me puse en contacto con ella. NEUROCRECER es un centro especializado en la valoración, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación integral de las secuelas del Daño Cerebral Adquirido o Congénito.

Me estuvieron evaluando y siguiendo durante semanas. Fueron los primeros, los que me abrieron los ojos, los que me pusieron a trabajar.

Después conocí a Paula García (Neurofisioterapia Especializada), la fisioterapeuta que tenía un acuerdo de colaboración con la extinta Asociación Sevillana de Ataxias. Fue durante mucho tiempo mi fisioterapeuta de cabecera.

Por fin, cuando yo llevaba un tiempo trabajando en ello, me llamaron del hospital para anunciarme unas sesiones de fisioterapia. Me llevó Carlos Luque que, actualmente, es profesor de la Universidad de Sevilla.

Lo que hice y aprendí allí llenó a rebosar la mochila que yo llevaba (mucho más de lo que yo esperaba).

También quiero recordar a Isidro de Citizen Fisioterapia, que me estuvo tratando y enseñando durante unos meses.

Gracias a mi hijo, empecé a asistir a Onvitasalud con José Antonio Méndez León, un fisioterapeuta enorme que me tiene preparada dos sesiones de ejercicios a la semana.

ENTRENADOR

Eric también fue muy determinante. Es un entrenador con el que contacté en el gimnasio. Evidentemente, no estaba tan orientado a la clínica, de hecho al principio no conocía la ataxia.

Se informó y a los pocos días de empezar a trabajar fue captando mis necesidades e hizo un gran trabajo.

¡MÁS, MÁS, MÁS!

Ellos, alguna otra colaboración puntual de otros fisioterapeutas y videos como «Sesión de entrenamiento para personas con ataxia I y II» (sobre todo en época de confinamiento y siempre recomendados por profesionales) me dan las herramientas necesarias para trabajar. Hacen un gran trabajo en cuanto a evaluación de mis necesidades, reeducación y ejercicios que debería hacer por mi cuenta.

Estaría radicalmente equivocado si pensara que ellos solos pueden mejorar o solucionar mi problema. Soy YO MISMO quien tengo que usar esas herramientas y ponerme a trabajar. Me refiero a colaborar con ellos cuando están trabajando conmigo, intentar comprender el porqué y el para qué de las cosas y, sobre todo, hacer los ejercicios que me mandan.

Hablo en presente porque, aunque hubo mucho trabajo inicial, tengo claro que voy a seguir toda la vida ligado a ellos.

Hubo un largo camino de evaluación inicial y corrección postural.

Luego vinieron los trucos, por así decirlo, para afrontar algunos movimientos complejos de los que no eres consciente si no tienes ataxia. Por ejemplo: levantarse, echarse al suelo, sortear algún obstáculo, subir o bajar escalones, mirar para otro lado cuando vas caminando, llevar un café etc., etc., etc.

Son fundamentales los ejercicios que te recomiendan: unos para corrección postural, otros para el equilibrio, para estiramiento, para mejorar algún grupo muscular especifico, para paliar alguna molestia…

En resumen, el cerebelo debería facilitar los movimientos automáticos y no necesitaría consciencia o intención. Sin embargo, yo tengo que crear una vía alternativa en mi cerebro que es algo más lenta y que necesita estar siempre pensando en cómo debo hacerlos. En caso contrario, lo habitual es no poder ejecutarlos o perder el equilibrio.

Como he dicho más arriba, me siguen viendo Paula y José Antonio. Me tratan algún dolor o me recomiendan algún ejercicio nuevo: «éste te va a venir bien para el equilibrio», «este es bueno para tal o cual músculo», «con este ejercicio estiras esto»…

También recomendaciones generales: «si puedes, anda descalzo» o «para la lumbalgia vienen bien los ejercicios con la pelota de pilates y, sobre todo, permanecer sentado en ella mientras estás al ordenador». OS ASEGURO QUE VA MUY BIEN, TENGO QUE HACERLES MÁS CASO.

RUTINA

Una vez más, hablo de mi rutina, necesaria una para poder encajar todo.

Con todo lo que me han aportado todos estos profesionales, he diseñado un cuadro de ejercicios que procuro ejecutar, al menos, cuatro días a la semana.

Los he incorporado como una obligación y antes de ir al trabajo. De otro modo, sería muy difícil (si no imposible) darle la continuidad necesaria para que se noten sus beneficios.

Lógicamente, también he incorporado algunos hábitos o cambiado otros de la vida cotidiana.

EJEMPLO

Quiero hacerme eco de una familia que es todo un ejemplo: Viviendo con ataxia

Vaya todo mi cariño y mis mejores deseos, así como ponerme a disposición si puedo ayudar de alguna otra forma.

¡QUÉ PESADO!

Por cierto, ¿a que no sabéis cuál es el ejercicio que recomiendan todos? Lo habéis acertado: meterme en el agua y si puedo, nadar (¡A trabajar!)

Esta vez, la cita va en forma de video. Lo mejor está al final:

En otra ocasión hablaré de otras cosas. Tengo carrete para rato…