MOVIMIENTO CONSTANTE
En este capítulo quiero insistir en la importancia de mantener un movimiento constante.
Si bien, mantener y potenciar la actividad mental y física es vital para todos, yo quiero hablar de mí, que tengo que cargar con esa mochila tan pesada que es la ATAXIA.
Como ya conté en la entrada TIC-TAC…TIC-TAC…Riiiiiing, la ataxia es un síndrome o enfermedad muy incapacitante, y que, de forma más o menos rápida, va destruyendo las habilidades para realizar actividades complejas al principio, y cotidianas después.
La tendencia es a hacer cada vez menos y mandarme al sillón o cama. Progresivamente, cuesta más esfuerzo y necesito más tiempo para realizar cualquier actividad.
También los «efectos indeseables» son cada vez más numerosos. Por ejemplo, escribir una nota legible en la lista de la compra se convierte en un reto; o echar azúcar al café va acompañado irremediablemente de endulzar la mesa; abotonarme una camisa es incompatible con salir rápido…
Siempre tengo un amplio catálogo de cortes, moratones y/o cicatrices en mi piel.
Fácilmente caigo en la tentación de pedirle a alguien que haga algo por mí o pongo cara de cordero degollado para que el que esté al lado se ofrezca.
Esos pequeños ejemplos de cotidianidad son extrapolables a otras actividades más complejas: deambular, hacer ejercicio, nadar, arreglar cualquier cosa, salir a comprar, a trabajar, y un largo etc. Al final: TODO.
Va a ser muy difícil o imposible volver a hacer lo que había dejado de practicar, lo tengo muy claro. Así que me tengo que esforzar para mantener la mayor cantidad y calidad de actividad posible y, con ello, la mayor capacidad de vivir de forma autónoma.
Al ser progresivo, cualquier actividad cuesta más trabajo, a lo que hay que sumar que cada vez aparecen más dolores. Es normal que intente compensar o tomar atajos para realizar cualquier movimiento; pero esto supone un sobresfuerzo de algún grupo muscular o articulación que no está preparada para ello y que termina doliendo. Eso hace que cueste más hacer las cosas bien, por lo que se crea una espiral descendente que hay que romper.
De ahí la importancia de los profesionales que nos ayudan a sortear todos estos obstáculos, sobre todo los fisioterapeutas (FISIOTERAPIA Y MÁS) y los demás que ya mencioné (Habla normal que no soy sordo (ni tonto)).
PARÉNTESIS
No puedo dejar de hacer un hueco en esta página para pregonar a los cuatro vientos lo que hemos vivido recientemente con gran emoción en casa: Mi hijo acaba de graduarse en Fisioterapia.
Aquel que yo intenté pasear con la bicicleta (Torpín de los Bosques I).
Sin duda, a partir de ahora se le abre un futuro muy brillante. Vale mucho y tiene una gran vocación por esta profesión tan hermosa. Además, es buena persona y tiene don de gentes (como su madre).
Sólo quería hacerme eco pues estamos muy orgullosos. ÉL tendrá que descubrir y construir su camino.
«Trabaja para ser ÚTIL, no importante, vive para ser FELIZ, no poderoso, lucha para llenarte de PAZ, no de imagen.»
Rabindranath Tagore
QUE NO SE EXTINGA LA LLAMA
Como decía antes, la progresividad de la limitación, del esfuerzo necesario para todo y la aparición de dolores, crean un círculo vicioso que tiende a paralizarme.
De ahí la importancia de mantener un movimiento constante, que no se extinga la llama, no debo parar nunca. Las limitaciones vienen solas y tengo que atrasarlas lo máximo posible.
«Todo arde si le aplicas la chispa adecuada»
Héroes del Silencio
¡JOLÍN, CON LO BIEN QUE SE ESTÁ EN LA CAMA!
Referiré las actividades que realizo con dos propósitos: por un lado, que el lector saque sus conclusiones y pueda beneficiarse de alguna idea y, por otro, mostrar la imperfección de mi plan para que el que quiera me sugiera algún cambio o aportación (por lo que estaría muy agradecido).
– Natación (¡A TRABAJAR!)
– Gimnasia (FISIOTERAPIA Y MÁS)
– Escritura o dictado (Habla normal que no soy sordo (ni tonto))
Intento llevar a cabo con frecuencia estas tres actividades fundamentales incluyéndolas dentro de una vida familiar y laboral normal.
LABORA (un poco de autoayuda)
Algunas veces me planteo y seguro que más de uno se pregunta: ¿qué necesidad tienes de seguir trabajando con lo que tienes encima y como se están poniendo las cosas? Además, mi profesión es muy exigente (soy médico para el que no lo sepa todavía).
NINGUNA, pero,
1- por un lado, soy útil y necesario como sabéis (todos los médicos lo son ahora y aquí);
2- tengo vocación de servicio y un trato excelente con las pacientes (la mayoría son mujeres). De hecho, con mi media lengua, me entiendo con ellas bastante bien, de forma que la mayoría salen agradecidas, o incluso algunas quieren que las siga viendo.
Tan sólo recuerdo un caso de malentendido que me haya enterado: … y, como fue hace tiempo y no se ha repetido, lo escondí en el fondo de mi memoria;
3- mantengo buena relación con algunas personas que trabajan conmigo, con las que converso (no mucho porque no soy de hablar) y, además, me divierto;
4- es una buena forma de mantener el movimiento constante.
ADEMÁS
También hay otras actividades que ya he probado y que pueden ayudar, pero no me da la vida para todo: escritura a mano (cartillas Rubio), colorear (Canvas), juegos de montaje con piezas pequeñas, juegos de equilibrio con la WII, pilates, tai-chi…
Y otras que no he probado pero que pueden estar bien, como la equinoterapia, canto (hace falta la lluvia), teatro…
Y, para terminar, una recomendación general para todo el mundo, tenga ataxia o no:
«Un niño que lee, será un adulto que piensa»
Miguel de Cervantes
…y no solo los niños, añado.
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